La guía del inversor: ¿por dónde empezar?

Conocer con detalle qué es y cómo funciona la inversión reduce los temores y la incertidumbre. Acciones de empresas en bolsa, letras del Tesoro, bonos del Estado, capital riesgo, compra de viviendas, materias primas o criptomonedas… Existen muchas maneras de que nuestro dinero obtenga beneficios.

El desconocido mundo de la inversión y de los mercados financieros siempre genera cierto desconcierto, temor y al mismo tiempo atracción. Pero, como ocurre con muchas otras cosas en la vida, cuando se dedica un tiempo a conocer los detalles y pormenores, lo más probable es que el miedo desaparezca y el interés prevalezca. Por eso, hay que ver todo desde cero para que se comprenda a la perfección el funcionamiento de la inversión.

¿Qué es una inversión?

La primera pregunta que se debe responder es qué es una inversión. La RAE define el acto de invertir así: “emplear (un tiempo o un dinero determinados) en algo”. Es decir, se puede invertir tiempo en estudiar un temario para conseguir una titulación concreta. Pero, en este caso hay que enfocarse en la acepción referente al dinero.


Invertir dinero es una gota en un campo vastísimo. Aunque la finalidad sea la misma: recuperar el monto inicial más un beneficio asociado. Se puede invertir en comprar un local para alquilarlo, también se puede invertir en la bolsa, en el mercado de renta fija o en otros muchos activos. Pero, en definitiva, una inversión es destinar un dinero a la compra de un determinado activo con la finalidad de que con el paso del tiempo el activo en cuestión valga más o que, por el contrario, nos genere unas rentas mensuales, trimestrales o anuales.

Lo mejor de los dos mundos

Todas sus necesidades operativas en un mismo lugar. Invierta en activos tradicionales y digitales con el respaldo y la experiencia de la banca suiza más segura.

¿Qué tipos de inversiones hay?

Se puede hablar largo y tendido, incluso escribir un libro, para abordar cada uno de los tipos de inversiones existentes. Por eso, es preciso señalar las más comunes, habituales y accesibles para todo tipo de personas. 

  • Bolsa. Cuando se habla de inversión, en muchas ocasiones se habla de la bolsa. La bolsa es el mercado de renta variable y funciona de una forma sencilla. Dentro de la bolsa, se pueden comprar acciones de las empresas, que son pequeños trozos de propiedad de una compañía. Es decir, en esta inversión se adquiere un pedazo de un negocio. Ese título o acción puede subir de valor con el tiempo, si el negocio funciona bien, y también puede repartir beneficios entre los accionistas, conocidos como dividendos.
  • Renta fija. El segundo tipo de inversión más conocido es la de la renta fija. Dentro de este mercado, se encuentran productos como las letras del Tesoro o los bonos del Estado. En definitiva, en esta inversión, se presta dinero a un país, administración pública o a una empresa con la finalidad de que el capital se devuelva con unos intereses asociados por el préstamo. En esta inversión, se conoce previamente la cantidad que el inversor puede ganar, por eso se llama renta fija.
  • Inversión inmobiliaria. Finalmente, la tercera inversión más popular es la inmobiliaria. Aquí, el inversor compra una propiedad para alquilarla y recibir un rendimiento mensual o para venderla con el tiempo, una vez que el valor del inmueble haya subido. En este caso, además, se pueden emplear ambas fórmulas. Alquilar la vivienda durante un tiempo y, posteriormente, venderla.

Existen muchos otros tipos de inversión, como la inversión en criptomonedas, en capital riesgo, en opciones y futuros, en materias primas y un largo etcétera.

¿Cómo funcionan las inversiones?

El funcionamiento de las inversiones varía en función del tipo que sea. En el caso de la bolsa, el inversor que adquiere una acción puede ver que con el paso de los años el negocio funciona bien y que, si compró la acción, por ejemplo, a 10 euros, después valga 17 euros. Al vendérsela a un nuevo inversor, estaría ganando dinero. 


Sin embargo, también corre el riesgo de que la compañía no vaya bien y que la empresa pierda valor. En cuyo caso, la acción en lugar de valer 10 euros con el paso de los años, valga 5. Por otro lado, en la bolsa, el inversor también puede recibir dividendos, que son los beneficios que la empresa reparte entre los propietarios de esta.


Por el lado de la renta fija, la inversión funciona de una manera sencilla. El inversor adquiere un bono o una letra con un interés fijado de antemano. Después hay que mirar durante cuánto tiempo va a prestar ese dinero al emisor del bono. En el caso que sea durante tres años, el inversor recibiría cada año ese interés fijado sobre la cantidad prestada y al finalizar el plazo, recibiría el dinero inicial. Por ejemplo, si invirtió 10.000 euros con un 3,5 % de interés, cada año recibiría 350 euros y al final, recuperaría también los 10.000 euros.

¿Cómo invertir?

Al igual que hay muchos tipos de inversiones, hay muchas formas de invertir. Desde el trading hasta la inversión a largo plazo, pasando por la inversión directa o por los vehículos de inversión colectiva. Lo más habitual es hacerlo de forma directa o indirecta.


La manera directa de invertir consistiría en comprar directamente una acción, o grupo de acciones, seleccionadas personalmente por el inversor. Al mismo tiempo, también el inversor puede comprar una letra del Tesoro de forma directa o un bono. En este caso, es él el encargado de seleccionar cada activo.


La manera indirecta resulta, en ocasiones, la más sencilla y menos arriesgada. En este caso, hay productos como los fondos de inversión o los ETFs, que invierten el dinero de un grupo de inversores en un gran conjunto de acciones o bonos. Así, quienes toman las decisiones de inversión es un grupo de expertos analistas. Además, se diversifica la inversión en un grupo más amplio de activos para diversificar el riesgo.

El binomio rentabilidad/riesgo

Uno de los primeros conceptos que se deben conocer cuando alguien se adentra en el mundo del mercado financiero es el del binomio rentabilidad/riesgo. Este concepto hace referencia a un efecto que indica que un mayor riesgo de perder el dinero se asocia una mayor rentabilidad. Mientras que, a un menor riesgo, se produce una menor rentabilidad. Por eso, en la renta fija, al ser más segura en apariencia, la rentabilidad suele estar por debajo del 4 % anual. Sin embargo, para la inversión en bolsa se eleva a niveles del 8 o 10 % anual.

Suiza: la receta perfecta

BBVA en Suiza lanza una serie de 10 píldoras educativas que le invitan a recorrer los grandes hitos del país helvético
Todas las noticias