¿Cómo serán nuestros smartphones en 2030?

Las predicciones sobre el futuro de los teléfonos móviles son muy variadas y también sorprendentes. Desde la apuesta por su desaparición hasta el uso de otros materiales y formas. Recientemente, el CEO de Nokia, Pekka Lundmark, aseguró que la llegada del 6G dejaría el concepto actual de smartphone.

Por su parte, Yann LeCun, Chief AI Scientist de Meta, comentó públicamente que el futuro estará en la realidad aumentada y en las gafas de realidad virtual. Mientras tanto, el famoso futurista y profesor de prospectiva estratégica, Alexander Manu, auguró la desaparición de los teléfonos móviles tal y como los conocemos hoy.

La pregunta que surge después de leer las predicciones anteriores está clara: ¿qué pasará? Lo cierto es que ya se pueden apreciar dos tendencias diferentes. Por un lado, la más conservadora, que apuesta por teléfonos plegables que permiten un fácil transporte y que sirven tanto para conectarnos como para jugar, trabajar y realizar diversas tareas.

Esta primera tendencia no se distancia demasiado de lo que ya existe en la actualidad, aunque aboga por una mejora en los materiales, procesadores y baterías para convertir los dispositivos en productos más eficientes y útiles.

Las siguientes opciones son mucho más diferentes de lo que conocemos hoy en día. Están relacionadas con la realidad aumentada y la apuesta por las gafas de realidad virtual, una tendencia que ya han adoptado grandes compañías como Apple o Meta. Se vislumbran escenarios tan innovadores como la posibilidad de recibir indicaciones en tiempo real proyectadas en el campo de visión del usuario, traducir conversaciones de manera instantánea o incluso poder probar prendas de vestir antes de comprarlas.

Otras dos tecnologías que tienen mucho que decir sobre el futuro de los smartphones son la inteligencia artificial (IA) y los neurochips. En cuanto a la IA, se espera que sea un sistema personalizado y capaz de aprender los modos de uso y las necesidades del usuario. Esto serviría para automatizar procesos como contestar correos, organizar la agenda y ahorrar tiempo en tareas rutinarias.

Mucho más innovadores son los neurochips, que conectarían el teléfono con el cerebro para realizar funciones sin necesidad de tocar la pantalla. Bastaría simplemente con pensar en hacer algo, como encender la cámara, para que el teléfono lo ejecute.

Las redes 6G se convertirán en habituales al inicio de la nueva década. Estas redes están preparadas para ofrecer velocidades nunca antes vistas, lo que revolucionará la experiencia móvil. Aunque pueda parecer algo que ya es habitual, el 6G permitirá, por ejemplo, realizar cirugías en tiempo real con robots o el despliegue seguro de vehículos autónomos, dos aplicaciones que van más allá del uso que se les pueda dar a los smartphones.

En cuanto a sus aplicaciones para los teléfonos móviles, el propio Pekka Lundmark adelantó en el foro de Davos en 2022 que el 6G permitirá integrar el teléfono inteligente en el cuerpo mediante el uso de chips. Un avance que tiene implicaciones para el monitoreo de la salud y la predicción de enfermedades.

Si bien lo anterior puede parecer demasiado futurista y disruptivo, lo que sí parece confirmado es una revolución en las formas y en los materiales empleados. Las pantallas plegables serán una realidad común, pero también lo será la tecnología OLED, el uso de materiales que no se rompen en caso de caída o golpe, las cargas inalámbricas sin cables y la posibilidad de reproducir imágenes y vídeos en 3D de forma holográfica. Estos avances son los que principalmente vaticina Ernst Wittmann, Global Account Director MEA y Country Manager – Southern Africa de Alcatel.

Si hay una gran macrotendencia de futuro es la sostenibilidad. Tanto la Unión Europea como EE.UU. o China han fijado objetivos temporales para la reducción de emisiones. En algunos casos, como en la UE, estos son más que objetivos, ya que se aterrizan en la propia regulación.

Por ello, las compañías encargadas de la fabricación de estos dispositivos trabajan en la elaboración de productos con materiales reciclados, con baterías que duran más y necesitan menos carga para ahorrar energía e incluso con la integración de materiales capaces de autorepararse.

Con todo lo dicho hasta ahora, se puede esperar que en la nueva década los smartphones sean más eficientes, estén más conectados y ayuden a ahorrar tiempo. Pero también habrá grandes transformaciones, como la conexión con la realidad aumentada para realizar acciones tan útiles como traducir cualquier idioma en tiempo real o reproducir vídeos en forma de hologramas.

El uso de la tecnología ha traído, sin duda, una gran cantidad de avances, pero también riesgos vinculados a la ciberseguridad. Para evitar estos riesgos, los smartphones del futuro quieren vincular el acceso a aplicaciones, como las de la banca, a lo biométrico. El reconocimiento por retina o por voz pueden ser los próximos avances para seguir mejorando la seguridad.