Una hamburguesa de quinoa, unos espaguetis de algas o unas galletas con harina de grillo. Son los alimentos que llenarán nuestra nevera, según los expertos. La presión poblacional y el cambio climático precipitan una revolución alimentaria en los próximos años: la dieta no será la misma que hoy conocemos.
El planeta se enfrenta en las próximas tres décadas a un reto mayúsculo en el que se combina el aumento poblacional y la mitigación del cambio climático. Dos fuerzas contrapuestas que tienen un gran impacto en la manera en la que comemos o, mejor dicho, en los alimentos que ingerimos. Por eso, en los próximos años observaremos una revolución alimentaria que cambiará la dieta de millones de personas.
Por un lado, la ONU prevé que en 2050 el planeta superará la barrera de los 10.000 millones de habitantes, 2.000 millones más que la cifra actual. Por otro lado, la lucha contra el calentamiento global está obligando a muchos gobiernos a tomar medidas de sostenibilidad. Es más, alrededor de 200 gobiernos han acordado respaldar el ambicioso Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal (GBF). Este marco histórico tiene como objetivo conservar el 30 % de los hábitats terrestres y acuáticos del planeta, mientras se busca cumplir con 23 metas específicas vinculadas a la biodiversidad para el año 2030.
Revolución en la agricultura
El dato de esos 10.000 millones de habitantes puede sonar hueco. Sin embargo, esa cifra se traduce en una necesidad de tener que aumentar en un 56 % la comida que produce el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Lamentablemente, la Tierra es escasa y no cuenta con la suficiente superficie para producir esa cantidad de alimentos. Para poder dar una respuesta a este problema ha surgido el concepto smart farming o agricultura inteligente.
Este primer paso del cambio pasa por aplicar una agricultura más eficiente mediante el uso de la tecnología (IA, satélites y big data) y así que la producción mundial de alimentos aumente un 8,5 %, según el estudio From Traditional to Smart: Exploring the Effects of Smart Agriculture on Green Production Technology Diversity in Family Farms, publicado por el College of Economics and Management de la Universidad del Noroeste de China. Pero, esto no parece suficiente para afrontar una revolución alimentaria.
Nuevos alimentos
El auténtico cambio se producirá en la dieta y llegará con los nuevos alimentos que se pondrán en el mercado, como la carne cultivada en laboratorio, las algas marinas y los insectos comestibles.
En el caso de la carne cultivada en laboratorio, la consultora AT Kearney predice que para el año 2040, el 60 % de la carne será producida a partir de células o elaborada con productos vegetales. Todo ello, según el mismo estudio, se traduciría en que su cuota de mercado sería del 35 % en menos de dos décadas.
Las algas marinas no son una novedad, ya que sus más de 140 variedades comestibles han servido de alimento durante los últimos 8.000 años para las diferentes especies que habitan el planeta. Lo más positivo de este producto, es que no solamente suponen un recurso alimentario vegetal, sino que consiguen mitigar el efecto del cambio climático al atrapar CO2 de la atmosfera.
Según las estimaciones del Instituto Australiano de Algas Marinas, el mercado de suplementos dietéticos elaborados con algas podría alcanzar un valor anual de 1.500 millones para el año 2040. Esta industria podría generar hasta 9.000 empleos y contribuir a una reducción del 10 % en las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Puede que la opción de comer insectos sea la menos apetitosa de todas. Pero estos pequeños bichos pueden aportar una solución eficaz a la mitigación del cambio climático, ya que reducen en un 95 % las emisiones y en un 62 % el consumo de energía. Aunque, eso sí, la inclusión de estos alimentos apunta a que se hará mediante productos elaborados como harinas o barritas.
Otros alimentos están llamados a desaparecer. De hecho, dos de ellos son productos de lo más queridos y consumidos por todos, como el chocolate y el café. Según la organización Oxfam Intermón, los cultivos de cacao podrían reducirse hasta la extinción en los próximos 20 años. Mientras que, para el año 2050, la superficie apta para el cultivo de café se reducirá a la mitad debido a la combinación de sequías y el aumento de la temperatura global. Esta disminución es una de las consecuencias del cambio climático.
Más puntos de transformación en la industria
Además de lo mencionado, la industria alimentaria se enfrenta en los próximos años al reto de una mejor gestión del agua y la gestión de los desperdicios. Y es que, la proporción del total de alimentos disponibles que se pierde o desperdicia a lo largo de toda la cadena de producción y suministro es relativamente constante en todo el mundo y se calcula que oscila entre el 30 % y el 35 %.
Los 7 alimentos inusuales que consumiremos en 2050
Según el World Economic Forum, siete alimentos que ahora nos suenan a exótico y a desconocido formarán parte de la dieta habitual en los próximos años. Alimentos como el pandanus, la vigna subterránea, el fonio o las bananas ‘falsas’ son semillas, frutas y vegetales muy residuales que, debido a sus características, pueden extenderse y estar presentes en despensas y neveras.
Aumento del consumo de alimentos en 2050