Es la próxima generación de la Web, donde la experiencia e interacción será más personalizada, segura y democrática. En la Web 3.0, el ecosistema criptográfico es la pieza esencial. Tókenes, plataformas de finanzas descentralizadas, NFTs, ‘staking’ con criptomonedas y empresas emergentes abren ventanas de inversión.
La Web 3.0 (o Web3) es la tercera versión de la web, esta vez descentralizada y sin una entidad que la controle. Al menos esa es la teoría de un nuevo Internet estructurado en tókenes criptográficos (criptomonedas), una nueva generación que pretende dar un vuelco a la experiencia en una red interconectada. Pero ¿cuáles son las oportunidades de inversión en este entorno? ¿Dónde están los retos? ¿Es posible invertir en Web 3.0 minimizando el riesgo?
En un sencillo repaso, desde los años noventa del siglo XX hemos caminado por la Web 1.0, que es solo de lectura, sin interacción, como es el caso de la Wikipedia; por la Web 2.0, interactiva con lectura-escritura, donde se albergan blogs y redes sociales; y ahora estamos llegando a Web 3.0, web descentralizada de lectura-escritura-tenencia. Tal y como vaticinan los expertos, será más segura, confiable y democrática, en la que los usuarios puedan recibir recompensas por el hecho de participar.
Qué es la Web 3.0: imaginando futuros
El término Web 3.0 es fascinante porque tiene dos nacimientos completamente diferentes, aunque no incompatibles. En primer lugar, la web semántica de Tim Berners-Lee, una extensión del estándar WWW (World Wide Web) en la que los datos de Internet son legibles por máquinas. Esta Web 3.0 pretende devolver a Internet aquello que sus diseñadores originales quisieron que fuese desde sus inicios.
Asimismo, existe una Web 3.0 —ideada por el libertarianismo como web3 o tercera iteración de la web tras la Web 2.0— en la que los pilares básicos son la descentralización, la tecnología blockchain y la economía basada en tókenes. En otras palabras, devolver el Internet al usuario, a quien se dota de más autonomía. Nace como oposición a la Web 2.0.
Estos dos futuros mencionados no son excluyentes y, de hecho, ambos se están haciendo realidad a la vez, convirtiendo la tercera versión de internet en una fusión entre los futuros imaginados tanto por Tim Berners-Lee (padre de la web) y Satoshi Nakamoto (creador del protocolo bitcoin).
¿Qué tiene que ver la Web 3.0 con las criptomonedas?
La Web 3.0 descentralizada nace apoyándose en el dinero virtual y tokenizado como elemento integral del funcionamiento de la web, motivo por el que las finanzas descentralizadas o DeFi constituirán una parte fundamental de la nueva web. Si los internautas tienen el poder, sus activos virtuales serán el elemento por el cual expresarán dicho poder, así como la forma en que se abona su contribución a la web.
Juan Merodio, fundador de TEKDI Institute, señala los tres elementos clave de este nuevo ecosistema: “A diferencia de la Web2 donde las plataformas y sus datos son propiedad de empresas centralizadas, la Web3 se basa en redes descentralizadas donde no hay un único punto de control y donde normalmente el usuarios tiene el control y acceso a todos los datos o activos digitales”. Este experto destaca tres características:
- Transparencia. Todo en la tecnología blockchain es público y auditable.
- Seguridad. Las redes blockchain son más seguras por diseño.
- Inmutabilidad. La tecnología blockchain no puede ser alterada.
Al ser distribuida y seguir un modelo de lectura-escritura-tenencia, los usuarios de la Web 3.0 pueden ganar tókenes al contribuir en ella, ya sea pasando tiempo en webs, ayudando a su mantenimiento, colaborando con ellas, soportando su flujo de datos, verificando que todo vaya bien mediante validación de transacciones, reportando fallos, etc. “La tecnología blockchain permite la creación de aplicaciones descentralizadas y la transferencia y almacenamiento de valor en forma de tókenes”, comenta Merodio.
Riesgos y oportunidades de invertir en Web 3.0
Con datos de 2021 y 2022, dappGambl analizó los datos publicados por NFT Scan y presentó en septiembre de 2023 una estadística demoledora: el 95 % de las inversiones en NFT no valen absolutamente nada y estaban basadas en una cortina de humo y una burbuja financiera, no muy diferente a las que hubo con las criptomonedas hacia 2017 y 2018, antes de cualquier regulación. Claro, que menos del 40 % de las empresas llegan a los cinco años. ¿Cuál es el riesgo de invertir en activos criptográficos?.
El riesgo de las criptomonedas –cuenta Félix Fuertes Argüello, CEO de Formación e Inversión– tiene tres pilares fundamentales: tesorería y facturación recurrente del protocolo/blockchain; comunidad de usuarios activa tras el token; y liquidez disponible en los Exchanges o mercados.
Lo mejor de los dos mundos
Formas de invertir en la Web 3.0
“Aunque hay mala prensa al respecto por estafas que han sucedido, eso no significa que no haya buenas oportunidades de inversión en Web3” mediante activos como lo siguientes”, según explica Juan Merodio:
- Tókenes y criptomonedas. Compra directa de activos –de forma no muy diferente a como se adquieren valores–, divisas o commodities.
- Proyectos DeFi. Existen plataformas que permiten hacer transacciones como préstamos, compraventas o contratos seguros con tókenes.
- NFTs. Los tókenes no fungibles son activos digitales únicos que representan propiedad sobre activos. Por ejemplo, se puede convertir una red social cooperativa en una serie de NFTs intercambiables.
- Staking. Es de las inversiones cripto más populares, consistente en el bloqueo de cierta cantidad de criptomoneda en apoyo a una operación dentro de la red.
- Inversión ‘clásica’ en empresas emergentes. Existen muchas empresas trabajando para construir una Web3 operativa, e invertir en ellas es una posibilidad de respaldar el ecosistema.