Más democracia ¿más inversiones?

2024, año de elecciones globales con más de 2 mil millones de votantes en 50 países, evaluará cómo la política influye en las inversiones y los mercados financieros.

El presente año 2024 es un curso que estará marcado por las elecciones en un gran número de países y regiones. Concretamente, más de 2.000 millones de personas de 50 países deberán acudir a las urnas para decidir el futuro político del territorio en el que residen. Desde Estados Unidos al Parlamento Europeo, el tablero político cambiará en los próximos meses, pero ¿cómo afectan las elecciones a las inversiones y al mercado?

El riesgo político, un gran temor para el mercado

Uno de los riesgos que los grandes inversores valoran a la hora de seleccionar un sector, una empresa o una región es, precisamente, el riesgo político. La inestabilidad legislativa no es buena para las inversiones porque puede crear normativas que afecten a un sector en concreto, elevar el riesgo de impago del país o de sus compañías, poner diversas regulaciones sobre el pago de dividendos o sobre las importaciones o exportaciones. Por tanto, desde el lado de la inversión, la política suele ser mirada como un riesgo por su variabilidad.

Aunque, a grandes rasgos, desde la gestora de activos PIMCO, señalan que estos riesgos son más dañinos en los países emergentes que en los ya desarrollados. Por tanto, a la hora de tomar decisiones de inversión en regiones como Latinoamérica, Asia, Oriente Medio o África, la política debe ser considerada más cuidadosamente. Sin embargo, esto no quiere decir que, en economías más desarrolladas, como las europeas o las norteamericanas, la política no tenga su impacto en las decisiones de inversión.

La influencia de Estados Unidos

Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos son, probablemente, las más seguidas a nivel mundial. No obstante, se trata de la primera economía en términos de PIB y del mercado financiero más grande del mundo. Sin embargo, diversos informes muestran que, históricamente, nunca se ha dado una correlación demasiado significativa entre el inquilino de la Casa Blanca y la evolución del mercado. “Las elecciones a menudo han tenido menos impacto en los mercados de lo que los votantes podrían asumir”, sostienen desde la gestora Fidelity.

De hecho, los datos muestran que el S&P 500 ha subido un 9% anual, de media, en los años de presidentes demócratas con un Congreso de mayoría demócrata. Mientras que, en los años de mayoría republicana y presidente republicano se han dado subidas del 12,9%. Sin embargo, los años más rentables a lo largo de la historia han sido aquellos en los que el congreso ha estado dividido con un presidente demócrata o republicano indistintamente. En ambos casos, la bolsa creció un 13,6% o 13,7% de media anual.

Finalmente, según Forbes, en el año previo a una elección presidencial, las acciones ganaron un promedio de menos del 6%. Mientras que, en los años no electorales, el promedio fue de más del 8%. Por su parte, los bonos tienden a ofrecer rendimientos de alrededor del 6,5% antes de las elecciones presidenciales, frente al 7,5 % en periodo no electoral. 

Sobre el Parlamento Europeo

En Europa, el impacto en los mercados es más difícil de medir, pero en este 2024, además de configurarse un nuevo Parlamento Europeo, también habrá elecciones nacionales en el Reino Unido, las dos principales citas electorales desde el punto de vista económico. Además, Austria, Finlandia o Bélgica también tendrán que elegir nuevos representantes políticos.

Por el lado del Parlamento Europeo, la gran asignatura pendiente es el aumento del gasto en defensa, además del fomento de las políticas sostenibles. Un parlamento con mayoría conservadora o democristiana se mostrará más favorable a elevar el gasto en defensa y más reacio a seguir fomentando la transición verde. 

Sin embargo, los expertos de Deutsche Bank, señalan que un nuevo mandato de Úrsula von der Leyen, que parece el escenario más probable, priorizará dos temas en su agenda política: “la competitividad y autonomía estratégica (incluida la defensa) y la ampliación e implementación del Pacto Verde”. En este sentido, y teniendo en cuenta que la UE está a punto de establecer un objetivo climático para 2040, que será otro objetivo intermedio en el camino hacia la neutralidad de emisiones para 2050, las legislaciones relativas a la sostenibilidad serán la clave. Aquí los sectores afectados pueden ir desde las empresas eléctricas, el sector automovilístico, el alimentario y algunos otros como el de los plásticos.

Por parte del Reino Unido, las elecciones significarán una nueva configuración con respecto a sus relaciones con la Unión Europea. Actualmente, Alemania y el Reino Unido han tenido tensiones por la fuerte subida de los aranceles a los vehículos germanos. Sin embargo, los expertos auguran una victoria de los laboristas que, podría suponer, una mejora con las relaciones entre Londres y Bruselas, algo positivo para el mercado.

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Economías emergentes

En cuanto a los mercados emergentes, para la gestora UBS, los comicios en México y en la India serán las dos claves más relevantes. En cuanto al país americano, el asunto más importante parece estar en la fiscalidad, y es que la Secretaría de Hacienda estima que en 2024 el déficit público alcanzará el 5,9% del PIB, el más alto en más de tres décadas. Por el momento, Claudia Sheinbaum parece la mejor posicionada para convertirse en la nueva presidenta de México, algo que supondría “una cierta continuidad política, pero con mayor flexibilidad en áreas clave. El mercado reaccionaría neutralmente”, aseguran en UBS.

Por su parte, en la India, la cuarta economía más grande del mundo, parece que irá a por un tercer mandato de Narendra Modi, algo que se traduciría en una línea enfocada en impulsar la productividad con reformas económicas y en convertir a la India en una potencia manufacturera. Es decir, una línea continuista.

El FMI pide austeridad fiscal

El Fondo Monetario Internacional ha manifestado su preocupación por las elevadas deudas y déficits en países desarrollados y emergentes y ha pedido una mayor austeridad fiscal en un 2024 marcado por las citas electorales. “Los gobiernos han de ejercer austeridad fiscal para preservar la solidez de las finanzas públicas”.

Además, subrayan que esperan “un ligero endurecimiento fiscal a medio plazo, que no bastará para estabilizar la deuda pública en muchos países.” Finalmente, advierten que “si no se adoptan otras medidas, el retorno de la política fiscal a su estado normal previo a la pandemia puede tardar años”.