ETF de gestión activa: ¿una contradicción?

Los ETF (fondos cotizados) de gestión activa han comenzado a ganar popularidad en los últimos años y superan ya los 974.000 millones de dólares bajo gestión. Pero ¿qué es un ETF de gestión activa? Y en qué se diferencia de la gestión pasiva.

La reacción de un inversor al leer ‘ETF de gestión activa’ probablemente sea de asombro e incredulidad, ¿un fondo de inversión cotizado en bolsa (ETF) de gestión activa?, ¿cómo es posible? Se preguntará, y no le faltará razón. Lo cierto es que desde que en 1993 se lanzase el primer ETF de todos los tiempos –llamado SPDR SPY–, todos los demás han sido productos de gestión pasiva. Hasta el 2006, año en que se creó el primer ETF de gestión activa. Sin embargo, su popularidad y demanda por parte de los inversores no ha comenzado a crecer hasta los últimos tres años, cuando han conseguido superar los 628.000 millones de dólares de capitalización.

¿Qué es y cómo funciona un ETF de gestión activa?

Una buena definición de lo que es un ETF (Exchange-traded fund) de gestión activa la ha dado Ben Johnson, director de Investigación de ETF para Europa de Morningstar. “Los ETF son simplemente un envoltorio, en el que los gestores de activos envuelven y distribuyen estrategias de inversión a los inversores, ya sean activas, pasivas o en algún punto intermedio”, explica el experto.
 
Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre en un ETF de gestión activa? En este caso, el gestor podría decidir qué empresas excluye o incluye. En este caso, los valores que componen el producto ya no vienen predeterminados por el índice, sino por la visión subjetiva del gestor. El equipo gestor será el encargado de decidir qué empresas comprar, cuándo hacerlo, qué peso darles y hasta la posibilidad de incluir otro tipo de activos como bonos o materias primas. En definitiva, un ETF de gestión activa se parece más a un fondo de inversión convencional, lo que cambia es el envoltorio en el que se comercializa para poder llegar a un mayor número de inversores.

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Crecimiento exponencial en los últimos años

A finales de julio de este mismo año, la industria global de los ETF –incluyendo activos y pasivos– superó los 10,86 billones de dólares. Una cifra que se ha duplicado si se compara con los 4,8 billones que capitalizaban estos productos cinco años atrás. De esos 10,86 billones, 628.000 millones pertenecen a ETF de gestión activa, según datos de la consultora especializada ETFGI. Aunque, tan solo suponen un 5,7 % del mercado total, desde diciembre de 2022 registran un crecimiento del 28,8 %.
 
La entrada de capital a estos productos va de la mano del propio crecimiento de la oferta. Hace tan solo diez años, a nivel mundial tan solo existían 153 ETF de gestión activa, frente a los casi 2.100 que se pueden encontrar en la actualidad. El grueso del crecimiento se ha dado a partir de 2020, cuando el volumen gestionado ha pasado de los 288.000 millones a los 628.000 y los ETF listados de los 1.053 a los 2.072

Ventajas y desventajas

Queda claro que un ETF de gestión activa y un ETF de gestión pasiva tan solo se parecen en la forma en la que se comercializan y en la que los inversores los pueden incluir en su cartera. Sin embargo, el contenido es muy distinto. Por ejemplo, en el caso de uno de los ETF pasivos más seguidos, el Vanguard S&P 500 ETF (VOO), el producto lo que hace es replicar, casi exactamente, la composición y el rendimiento del S&P 500. Esta fórmula permite al inversor tener una mayor claridad y transparencia de la composición de su cartera, tanto de presente como de futuro. Además, en materia de costes, la ratio de gastos es del 0,03 %. Ahora bien, este ETF no permite al gestor realizar ningún cambio en la cartera, aunque el mercado sea bajista.
 
Sin embargo, en el caso del SPDR SSGA Global Allocation ETF (GAL), uno de los ETF activos más seguidos, invierte tanto en acciones como en índices y bonos. Esto permite al inversor tener una gran diversificación con un solo producto. Sin embargo, su composición dependerá del criterio del gestor y no sabrá qué puede hacer este con el paso del tiempo. Además, en cuanto a gastos, al ser de gestión activa y requerir un mayor esfuerzo por parte del equipo gestor, el coste se eleva hasta el 0,35 %.

Distribución mundial de ETF activos VS pasivos

Gráfico de la distibución mundial de ETF activos vs. pasivos
Fuente: Statista - CoreData Research
Fuente: Statista - CoreData Research

Diferencias entre invertir en un ETF o un activo real

Las diferencias entre invertir mediante un ETF (instrumento de inversión colectiva) y un activo real como una acción o una materia prima son bastante importantes. Quizá la diferencia más importante tiene que ver con la propiedad. En un activo real, el inversor es dueño de esa acción y posee un porcentaje de una determinada compañía. Mientras que si invierte mediante un ETF, no es propietario de las acciones dentro del índice, sino que el propietario es, en este caso, la empresa gestora.