Con más seguridad que nunca, la inversión sostenible es el futuro y parece que 2023 se consolidará como el año en el que las energías renovables comenzarán su ascenso imparable en todo el mundo. Como es lógico, ni el sol ni el viento son recursos que podemos programar. Por lo que poder aprovechar al máximo cada megavatio verde generado implica un mayor impacto en el mercado eléctrico de las renovables.
En plena transición de las energías fósiles a las fuentes de energía verde, como la energía eólica y la solar, el almacenamiento eficiente resulta de vital importancia para respaldar estas tecnologías y lograr una plena descarbonización del sistema energético y una efectiva integración de las renovables. Sin embargo, mientras Europa sigue acelerando sus objetivos de descarbonización y la mayor parte de la industria busca alternativas para abaratar sus costes, hacer acopio energético en grandes cantidades aún resulta complicado. Se trata de un cuello de botella tecnológico, que de no resolverse puede frenar esta transición económica y energética.
En este contexto, cada vez somos más los inversores que seleccionamos los activos de nuestra cartera con criterios no solo financieros y, sin dejar de lado la solvencia y la rentabilidad de los proyectos y los activos, valoramos crear un impacto positivo, consciente y comprometido con el planeta.
Los planes de inversión pública y los fondos para la reconstrucción estarán cada vez más dedicados a esta temática. En este sentido, en BBVA New Gen confiamos en que serán muchas las empresas (fabricantes, compañías de transporte, ahorro y almacenamiento de energía), las que se van a ver beneficiadas por este nuevo impulso. Estas son algunas de las principales tecnologías de almacenamiento:
- Baterías: Son dispositivos que almacenan energía en compuestos químicos capaces de generar carga eléctrica. Existen multitud de tipos, como las pilas de sodio y azufre, plomo-ácido, las de ion de litio o las de níquel-cadmio. Las principales ventajas de las baterías son su rapidez de respuesta en milisegundos, su facilidad de instalación y escalabilidad y, finalmente, los múltiples beneficios que pueden aportar a activos renovables a los que vayan asociadas.
- Hidrógeno verde: El hidrógeno es el elemento químico más abundante de la naturaleza y se está consolidando como fuente de energía limpia almacenable, versátil y 100% sostenible, ya que solo emite vapor de agua y no deja residuos en el aire. Los especialistas lo describen como el combustible del futuro, ya que permite generar electricidad a través de las renovables.
- Centrales de concentración solar: La energía en forma de calor se puede producir con una eficiencia mayor que la electricidad. El almacenamiento de sales tiene como punto diferenciador la gran capacidad que tienen las sales, como el nitrato de sodio y el potasio, para conservar el calor a altas temperaturas.