La demanda de este metal precioso ha ido en aumento por sus aplicaciones en la industria fotovoltaica o de semiconductores, sectores en expansión. En el último lustro demanda de la plata ha crecido un 30 % y en 2022 su valor aumentó un 10 %.
Aunque no tiene parangón con el oro –su hermano mayor– a nivel de joyería o reserva de valor, la plata está adquiriendo más brillo al calor de las megatendencias: digitalización, sostenibilidad y cambio de la pirámide poblacional.
Por su composición química, la plata es uno de los mejores conductores eléctricos de todos los metales, lo que hace que sea muy útil para fabricar baterías eléctricas y placas solares. Asimismo, es una de las materias primas utilizadas en la electrónica para la producción de chips y en el sector sanitario, para cosmética, medicamentos (propiedad antibacteriana) o desinfectante de agua y alimentos. De hecho, la mitad de sus aplicaciones se destina a uso industrial, frente al 10 % del oro.
Esta utilidad en sectores productivos con recorrido a largo plazo ha impulsado su demanda, que ha crecido en el último lustro un 30 %, según The Silver Institute, asociación internacional que prevé que este año se sitúe en 1.167 millones de onzas, su segundo récord histórico por detrás del registrado el ejercicio pasado, con 1.242 millones.
“Desarrollos como la electrificación de vehículos, la creciente adopción de tecnologías 5G y los compromisos gubernamentales con la infraestructura verde harán que la demanda industrial supere los obstáculos macroeconómicos”, destaca la citada organización.
Potencial inversor
Aunque el oro es uno de los activos refugio por antonomasia para los inversores en periodos de incertidumbre, ambos metales preciosos tienen una elevada correlación y esta proyección de la plata hace que muchos gestores la tengan en cuenta para proteger las carteras.
En 2022, frente al batacazo sufrido por la renta variable y la renta fija, este metal demostró ser más defensivo, con una revalorización de casi el 10 %, mientras que el oro no llegó ni a la mitad. En el primer semestre de 2023, la plata gana con diferencia, con un repunte de en torno al 35 % versus el 10 %. Con una mirada más en perspectiva, en los últimos cinco años, su cotización ha ido a la zaga de su hermana mayor y ha repuntado más de un 45 %.
Las previsiones de la encuesta de pronósticos de la London Bullion Market Association muestran un mayor optimismo en la evolución de su precio en lo que queda de ejercicio. Actualmente cotiza en el entorno de los 22 dólares la onza y el consenso de los analistas lo sitúan en los 35 dólares. Hay firmas que prevén que el próximo año la plata se revalorice por encima del oro, aupada por el efecto arrastre del metal amarillo y por la demanda industrial, y que en un lustro alcance los 100 dólares.
“Si prestamos atención a la evolución de ambos en los ciclos de mercado, vemos cómo cuando nos encontramos en un ciclo alcista para esta materias primas, la plata sube más que el oro, mientras que, si estamos en un periodo bajista, la plata suele caer en mayor medida”, explican desde la distribuidora de metales preciosos CIODE, que destacan que históricamente el metal blanco “siempre ha sido eficaz como commodity para preservar patrimonio. En épocas de guerra, inflación y otras crisis, las monedas suelen devaluarse, mientras que los metales preciosos conservan su valor intrínseco”.
Un factor en contra de la plata es su mayor volatilidad al estar correlacionada al devenir de la economía. Por ello, si hay recesión, sufrirá en mayor medida. En cualquier caso, es mucho más asequible que el oro, cuyo precio está cerca de su máximo situado en los 2.036 dólares la onza, y puede convertirse rápidamente en liquidez.
Ranking de los países con mayores reservas de plata en 2022 (en miles de toneladas métricas)