La comunidad científica explora la fabricación de dispositivos súper eficientes a partir de hardware biológico. Biordenadores inspirados en la naturaleza, procesadores realizados a partir de células nerviosas humanas… proyectos fascinantes que ya tienen un nombre: inteligencia organoide. IO para complementar la IA.
Desde hace tiempo, los biólogos trabajan junto a ingenieros y programadores en el ámbito del ‘natural computing’, con el objetivo de crear una nueva generación de ordenadores más sostenibles e inspirados en la naturaleza. Los estudios sobre estas ‘máquinas vivientes‘, los llamados biordenadores, llevan años perfeccionándose.
Por ejemplo, el profesor Dan Nicolau de la Universidad McGill (Canadá) ha creado un sistema electrónico basado en el trifosfato de adenosina (ATP), una molécula presente en todos los organismos vivos que suministra energía a todas las células. En este caso, los habituales electrones de los circuitos electrónicos son reemplazados por pequeñas cadenas de proteínas que utilizan el ATP como propelente.
Este mismo enfoque se aplica también a la inteligencia artificial (IA) con procesadores realizados a partir de células nerviosas humanas. Un equipo de científicos de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.), junto con otros institutos de investigación, ha desarrollado un proyecto –presentado en un artículo de la revista Frontiers in Science– donde se describe el proceso de creación de un dispositivo basado en hardware biológico: neuronas humanas cultivadas, llamadas organoides cerebrales o brain-on-a-chip.
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