El principal impacto que tiene la inversión es el crecimiento económico tanto de empresas, como de personas o países. Pero no hay que olvidar que la inversión también sirve hoy en día para generar bienestar social y agilizar la transición energética.
La Revolución Industrial marcó un antes y un después en el mundo. Con ella cayó el Antiguo Régimen en Occidente para dar paso a democracias liberales en estado embrionario que fueron generando una apertura económica que posibilitó la creación de los mercados financieros a finales del siglo XVIII. En aquel momento, el PIB per cápita apenas superaba los 1.000 dólares a nivel mundial. Solo 120 años después de todas estas innovaciones, este indicador se había duplicado alcanzando los 2.100 dólares. Una evolución tan rápida y fuerte que no había sido registrada nunca en la historia.
Nacieron los mercados de capitales, la economía moderna, los estados de Derecho y, con ellos, la época de mayor generación de riqueza en toda la historia de la humanidad. De hecho, si se sigue tomando como referencia el PIB per cápita mundial, se observa que este era de 982 dólares en el año 1.500, de 1.184 dólares en 1.820 y 14.558 en 2015. Pero, ¿qué impacto ha tenido en ello la inversión y los mercados financieros?
Su futuro, nuestra mejor inversión
El triple impacto de la inversión
Crecimiento económico. El primer objetivo de la inversión es el crecimiento económico. Si no lo es, no sería una inversión. Una empresa pequeña que quiera crecer necesitará invertir en su propia infraestructura. De la misma manera, una persona que quiera un mejor futuro financiero deberá ahorrar e invertir para que su dinero crezca.
Sin ir más lejos, todas las bolsas del mundo capitalizan un total de 80 billones de dólares. Esto supone que, si las empresas crecen al aumentar los beneficios, esos 80 billones van creciendo y con ello crece la riqueza mundial. En definitiva, el principal impacto que tiene la inversión es el crecimiento económico tanto de empresas, como de personas o de países.
Para verlo todavía más claro, una persona que invirtiese solo 100 dólares al mes desde 1985 hasta 2024 en el S&P 500 tendría ahora el equivalente a 220.612 dólares descontando el efecto de la inflación. Mientras que, si no lo hubiera invertido, tendría 21.284 dólares al descontar la inflación.
De igual manera para las empresas, recibir dinero de los accionistas supone tener más capital para poder seguir desarrollando tecnologías y generando avances a nivel social y económico. Así, el inversor compra acciones de una empresa, el negocio recibe el dinero para poder crecer y, de esta manera, aumenta el valor de la compañía y también se revaloriza el capital invertido en la misma.
Impacto social. El impacto social de la inversión puede ser entendido de dos maneras. Por un lado, se puede ver como el beneficio social que genera a las personas invertir, ya que aumenta su riqueza. Y, por otro lado, está la inversión en aquellos proyectos y empresas que mejoran la sociedad.
En el primer punto, con el ejemplo puesto anteriormente se puede observar de manera clara cómo impacta invertir en los mercados frente a no invertir. En el caso de EE. UU., el 60% de los hogares invierte en bolsa, lo que ha hecho que la riqueza por hogar entre en máximos históricos.
La riqueza de los hogares estadounidenses alcanzó un récord de más de 160 billones de dólares en los primeros tres meses de 2024, impulsada por el repunte del mercado de valores y las ganancias en el sector inmobiliario. Según datos de la Reserva Federal, el patrimonio neto de los hogares aumentó un 3,2%, o 5,1 billones de dólares, con 3,8 billones provenientes de la revalorización de las acciones.
En el segundo punto, el del impacto social, hace referencia a la inversión en empresas o en proyectos que están desarrollando medidas de mejora social. Hoy en día, mediante fondos de inversión de impacto, es posible invertir en compañías que estén apostando por la igualdad de género en sus plantillas o que estén fomentando el empleo de personas discapacitadas o en situaciones de pobreza, entre otras cosas.
Impacto ambiental. En cuanto al impacto ambiental, para lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050, será necesario invertir 5 billones de dólares anuales de aquí a 2030, según el World Economic Forum. Una cifra a la que solo se puede llegar desde la inversión privada y pública.
Ese dinero se puede canalizar a través de fondos de inversión que lo que hacen es invertir en compañías que están generando tecnologías sostenibles, están afrontando una transición energética o están innovando en nuevos productos que lleven a las cero emisiones de carbono, entre otras cosas.
Por tanto, el impacto es claro, ya que, si se aumentan las inversiones en este tipo de compañías y proyectos, se podrá cumplir el objetivo de reducir las emisiones. Ese dinero ayudará a financiar esa transición y a su vez genera un retorno económico para los inversores. Un dato interesante es que los fondos de inversión sostenibles, que están enfocados en lograr este objetivo, se encuentran en la rentabilidad. Y es que, según el regulador europeo ESMA, los fondos de renta variable ESG lograron un rendimiento medio bruto (antes de comisiones) del 3,3%, superando el 0,8% de los fondos convencionales comparables.
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