Cómo prepararse para los retos financieros del futuro: guía para 2025

Subida de aranceles, desaceleración, volumen de deuda pública, inflación y bajada de tipos, valoración de las bolsas… Los desafíos financieros del próximo año son muchos y variados, igual que las oportunidades para los inversores. Los conflictos geopolíticos también preocupan.

La economía, o mejor dicho su estado, es algo que afecta a todas las personas. Para bien o para mal. Por eso, las perspectivas de futuro son estudiadas con lupa por los inversores y ahorradores. Ambos buscan encontrar ahí oportunidades de inversión o, quizá, adelantarse a los riesgos para reducir su exposición a ellos. En cualquier caso, aunque la volatilidad del mundo y sus circunstancias impiden saber a ciencia cierta lo que sucederá en el futuro, sí podemos analizar el presente para conformar una guía con los retos financieros de 2025.

“Una cosa es segura: las condiciones de inversión en 2025 serán muy diferentes de las de 2024”, comienza diciendo Morningstar en su estudio sobre las perspectivas para el año próximo. Como sería pretencioso detallar todos los riesgos y oportunidades que aparecerán, previsiblemente, en el nuevo curso, lo más sensato es enfocarse en los desafíos financieros.

Aranceles

Uno de los retos financieros que afectarán a inversores, empresas y ahorradores en 2025 será, sin duda, la subida arancelaria. Con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU., y sus promesas de campaña, se espera un aumento de los impuestos aduaneros tanto hacia las importaciones de Europa, de China y de sus propios vecinos.

Recientemente, el presidente electo del país norteamericano anunció un aumento del 25% en los aranceles de México y Canadá. Mientras, para Europa adelantó una posible subida del 10%. China, por su parte, se enfrentaría a una subida adicional que podría llegar a ser hasta del 60%.

Con esta política, parece posible que se desencadenen ciertas tensiones comerciales que afecten a las empresas con mayor exposición a las exportaciones hacia EE.UU. Pero también al crecimiento económico de las regiones.

Desaceleración

Este es otro de los grandes retos de 2025, que podría verse agravado por una subida arancelaria. Si bien el riesgo de recesión no es el escenario base observado por los inversores institucionales – solo el 25% consideran que podría darse este escenario el próximo año – la desaceleración podría serlo.

La OCDE pronostica un crecimiento del 1,9% para la Eurozona en 2025 y 2026. Sin embargo, para los EE.UU. prevén un descenso del 2,8% de 2024 al 2,4% de 2025. China, por su parte, y según el Banco Mundial, crecería a un ritmo del 4,3% frente al 4,8% estimado en 2024. A nivel global, el FMI espera un aumento del 3,2% en 2024 y en 2025.

Deudas públicas

Aunque es un problema, quizá, más de largo plazo. El volumen de la deuda pública en los principales países del mundo preocupa a todos los actores del mercado. Cada año marca récords históricos y no hay planes de reducción. Y es que, la deuda pública de Estados Unidos ha pasado del 66% en 2004 al 118% sobre el PIB.

De hecho, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) tituló un análisis de la siguiente manera: “Es probable que el nivel de deuda pública mundial sea peor de lo que parece”. Según el propio organismo, se prevé que para el final de este año la deuda supere los 100 billones de dólares, el 93% del PIB mundial, y que se acerque al 100% del PIB para 2030. Esto supone 10 puntos porcentuales del PIB más que la cota observada en 2019.

Estos volúmenes tan elevados pueden suponer un riesgo de mercado debido al gran gasto en intereses y devolución de deuda que enfrentan los países, a la obligación de subir impuestos para poder pagarlo y, también, a la reducción de gasto en otras partidas para poder afrontar estas obligaciones.

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Inflación y bajadas de tipos

En 2025 la inflación regresará a niveles cercanos al 2%.  O eso se prevé, mientras que los tipos se situarán en rangos neutrales. Esto es, por debajo del 3%. De hecho, gestoras como PIMCO han asegurado que en Europa los tipos se establecerán en el 1,75% para el segundo semestre del año. Mientras, en EE.UU., podrían quedarse en el rango del 2,5%.

Estos datos, a priori, son positivos porque reflejarían una normalización tras varios años de fuerte desajuste. Sin embargo, también supone nuevos retos para los ahorradores que invierten en plazos fijos o fondos monetarios, para las condiciones de financiación o por un posible repunte inflacionario que desbarajuste los planes de los banqueros centrales.

Mercados bursátiles alcistas

Los mercados bursátiles, pese a las altas valoraciones de las bolsas, siguen mostrándose alcistas. De hecho, el panel de expertos de Bloomberg espera una subida del 12% en la bolsa americana para 2025 y un 8% para la bolsa europea. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, que probablemente impulse unas políticas fiscales más livianas, podría ser uno de los catalizadores, junto con la fortaleza de la economía del país. 

Algunas entidades, internacionales como Deutsche Bank, Morgan Stanley o Goldman Sachs también se muestran positivos con el principal índice mundial, el S&P 500, al que ven terminando el año entre los 6.500 y los 7.000 puntos, frente a los 6.000 en los que cotizaba al arranque del presente curso. 

Eso sí, a pesar de estas subidas generalizadas esperadas, el 75% de los inversores institucionales encuestados por Natixis creen que 2025 será el año en el que el mercado se dé cuenta de la importancia de las valoraciones en bolsa. Esto podría significar una rotación en las carteras hacia empresas con unos niveles PER más bajos, algo que podría ser positivo tanto para Europa como para las pequeñas y medianas empresas por capitalización.

Los conflictos geopolíticos también preocupan

El 32% de los inversores institucionales señalan las guerras actuales como la principal amenaza económica. Mientras que el 34% pone el foco en las relaciones entre China y EE.UU. A pesar de que descartan una posible recesión, sí consideran que estos conflictos van a provocar un aumento de la volatilidad del mercado en todos los activos financieros.