Hay inversores profesionales, minoristas o institucionales. Si nos fijamos en el riesgo, los hay conservadores, moderados y más atrevidos. Y dependiendo de su estrategia, hay personas, físicas o jurídicas, que apuestan por invertir a corto plazo, que buscan oportunidades o que confían en el paso del tiempo.
1. Por la situación del sujeto
La primera gran diferenciación entre los inversores se debe hacer por la situación que tiene el sujeto de la inversión, que además puede ser persona física o jurídica. Esto es fundamental porque en función de su situación, la normativa será diferente y podrá invertir en más o menos vehículos y activos financieros.
- Inversor institucional
Este perfil hace referencia a las instituciones y, además, suele ir asociado a tener grandes patrimonios con potencial inversor. Generalmente, los inversores institucionales son aquellos como las gestoras de fondos, fondos de inversión, fondos soberanos, bancos, instituciones de inversión colectiva, etc.
El papel de estos inversores es el de servir de puente o hacer de intermediario. Esto quiere decir que un inversor minorista puede invertir en los mercados a través de un inversor institucional. La gran ventaja para los minoristas es que hay productos a los que solo podrían acceder a través de los institucionales, como por ejemplo la inversión en private equity.
- Inversor profesional
Bajando un poco más en el escalafón se encuentra el inversor profesional. Si se toma la definición que da la propia Directiva europea, el profesional es aquel que “tiene la experiencia y los conocimientos necesarios para tomar sus propias decisiones de inversión y para valorar los riesgos que asume”.
Para recibir este título de profesional se requiere, además, una autorización o regulación. Por tanto, aquí entran además de los institucionales, otras grandes empresas, organismos públicos y también algunas personas que pueden ser consideradas “profesionales” si cumplen algunos requisitos.
Entre estos requerimientos para solicitar la calificación de “profesional” se encuentra el tener un patrimonio de más de 500.000 euros, haber realizado operaciones con un volumen elevado y haber ocupado cargos en el sector financiero.
- Inversor minorista
Ser un inversor minorista o retail no tiene tanto que ver con el patrimonio que se tenga, sino más bien con los conocimientos y situación. Inversor minorista es desde la persona que tiene más de 100 millones de euros hasta la que tiene solo 10.000 euros.
De igual manera, también se consideraría inversor minorista a una empresa de tamaño pequeño o mediano que quiera invertir. Es decir, que puede ser tanto una persona física como jurídica. Lo que tienen en común todos ellos es la falta de experiencia y conocimientos en el sector financiero.
¿Por qué es importante la distinción entre institucional, profesional y minorista?
Esta separación en tres niveles de tipos de inversores en los mercados financieros es importante por la protección que se da a nivel de la regulación europea. Se entiende que tanto los profesionales como los institucionales, al tener experiencia en el sector, pueden acceder a productos de más riesgo. Sin embargo, los minoristas, como no tienen ese bagaje, están más protegidos y no tienen acceso a todos los productos, además de que antes de invertir se les suele hacer test de idoneidad para evaluar sus conocimientos y ver qué es apto y qué no lo es.
2. Por el perfil de riesgo
Esta clasificación está enfocada en conocer los conocimientos del inversor minorista, ya que en función de su nivel financiero y también de sus objetivos y aversión al riesgo recibe una denominación. De hecho, cuando se rellena el test de Mifid II, el inversor pasa a clasificarse por su riesgo y el asesor financiero debe ofrecerle productos en función de su situación.
Dicho esto, en BBVA en Suiza existen cinco perfiles de inversión: muy conservador, conservador, moderado, arriesgado y muy arriesgado. En función de la situación del inversor, su cartera estará más enfocada a productos de más o de menos riesgo. Si los inversores son conservadores, deberán invertir en vehículos de inversión o productos con un perfil de riesgo bajo o medio-bajo, como fondos de renta fija. Los moderados podrán combinar la renta fija con la variable y quizá otros activos, siempre y cuando no se supere el nivel de riesgo. Mientras que los inversores más arriesgados tendrán un posicionamiento mayoritario en acciones.
3. Por la estrategia que tengan
- Largo plazo
Aquí entran tanto las personas inversoras que se quieren preparar para la jubilación, como aquellas que quieren hacer una transición patrimonial. Esto es importante porque en los largos plazos es fundamental tener muy en cuenta aspectos como la inflación o los riesgos sistémicos.
Este tipo de inversión permite apostar por productos como los fondos de capital privado, que tienen duraciones superiores a los diez años o más. Pero también permiten generar el famoso interés compuesto dentro de la renta variable. En este tipo de plazos no solo entra el minorista, sino también el institucional o profesional. Los fondos soberanos, planes de pensiones, family office y demás tienen un enfoque de largo plazo en su inversión.
- Por objetivos
Este tipo de inversión busca una finalidad concreta. Puede ser tanto la de una persona que quiere invertir para comprarse una casa dentro de cinco años, como la de una empresa que busca adquirir otra o hacer crecer su patrimonio en un periodo determinado. Sobre todo se prima más la búsqueda de oportunidades en la actual situación de mercado.
El plazo es más reducido y no tiene tanto sentido buscar fondos de capital privado o alternativos, sino que habría que enfocarse tanto en renta variable como en renta fija. Es decir, en este caso hay que ser mucho más selectivo y reducir el universo de inversión para adecuarlo al horizonte temporal.
- Corto plazo
Finalmente, en la última categoría se encuentran tanto los inversores muy arriesgados, como también los muy conservadores, aunque suene contradictorio. En este enfoque predominan tanto los fondos o productos monetarios como las Letras del Tesoro o la inversión basada en el análisis técnico.
La clave no es tanto el riesgo, sino el horizonte temporal. La persona que invierte en monetario es porque sabe que es un producto líquido y de corto plazo para recibir un rendimiento por su dinero de forma más segura. Mientras, el inversor que hace trading opera en plazos muy cortos de tiempo.
En definitiva, los tipos de inversores en los mercados financieros pueden ser clasificados de muchas maneras. No solamente influye el patrimonio, los conocimientos y los objetivos de inversión, sino que también entran en juego factores como la aversión al riesgo y el grado de protección que se desee tener.