La última década del mercado financiero puede describirse de muchas formas, pero quizá la que mejor encaje sea la del concepto “atípico”. Puede parecer muy manido pensar que lo vivido no encaja dentro de los márgenes de la “normalidad”, ocurre todos los años cuando se habla de la meteorología o del estado de la juventud. Sin embargo, en el caso de los mercados es algo que encaja como anillo al dedo. ¿Por qué?
El nuevo escenario: recortes de tasas y normalización
Con una inflación menguando y convergiendo con ese objetivo del 2%, los bancos centrales han empezado a plegar velas. De hecho, para este 2025 se espera un ‘terminal rate’ cercano al 2% en Europa y del 4-3,75% en EE.UU. Hay que tener en cuenta que veníamos de un 4,5% en el Viejo Continente y de un 5,5% al otro lado del Atlántico.
Es cierto que, además de estas tendencias de bajadas de tasas, hay otros aspectos para tener en cuenta, como el nivel de deuda. Sin embargo, es igual de cierto que para los inversores, un escenario de reducción de las tasas es una novedad que no se tenía desde hace más de diez años –las tasas de interés bajaron con fuerza del 2018 al 2020–. Por este motivo, hay que entender bien el concepto de duración y de convexidad de los bonos para poder comprender el comportamiento de estos activos en un escenario como el actual.
La duración y la convexidad de los bonos
La duración de un bono no es realmente la vida de ese bono, es la sensibilidad del precio del bono a las tasas de interés (tipos). Hay bonos a tres años, a cinco, a diez y hasta a treinta o más años. Pero, en un escenario de bajadas de tasas la duración importa porque el precio de los bonos se ve afectado.
Cuando las tasas bajan, los precios de los bonos suben por el simple motivo de que los bonos emitidos con tasas de interés más altos pagan más cupón y, por tanto, se revalorizan. Es decir, un inversor puede obtener beneficio si vende un bono que compró en el año 2023 con las tasas en niveles más elevados.
Para verlo con un ejemplo más gráfico, el funcionamiento del precio de los bonos varía en función del rendimiento de este. En otras palabras, si los bonos emitidos entre 2022 y 2023 ofrecían un cupón (que es el porcentaje que pagan sobre el dinero prestado a un año) del 4,5% porque las tasas estaban al 4,5% y, un año después, las tasas bajan al 3,5% y el cupón también lo hace, los bonos emitidos antes de la bajada serán más interesantes para los inversores porque pagan un mayor cupón. Por este motivo, el precio de los bonos más antiguos sube.
Como esto siempre suele darse, entonces en renta fija prima el hecho de que, si las tasas bajan, el precio de los bonos emitidos sube. Mientras que, cuando las tasas suben, el precio de los bonos antiguos disminuye porque para el inversor es más atractivo comprar nuevos bonos –que pagarán más cupón– que bonos más antiguos.
Sin embargo, este no es el único concepto que hay que tener en cuenta. Además, aunque lo que hemos contado es el movimiento lógico, muchas veces el mercado se mueve impulsado por otros criterios como el nivel de deuda o las expectativas de las tasas de interés e inflación.
La convexidad
Un escenario real
Para comprender mejor la interacción de ambos conceptos con su traslación a la realidad, hay que hablar de la regla del 1%. Generalmente, cuando las tasas bajan, como ocurre ahora, el precio de los bonos sube, pero ¿cuánto? Pues se calcula que por cada 1% de cambio en las tasas, el precio cambia un 1% por año de duración.
Por ejemplo, si las tasas de interés en Europa bajan del 3,5% al 2,5%, un bono a diez años se revalorizará un 10% en su precio. Esto hace que los inversores tarden menos tiempo en obtener la rentabilidad esperada de la inversión. Pero, como el mercado no se comporta de una manera tan lineal y lógica, la convexidad ayuda a ajustar este efecto para dar una visión más realista.
Los tipos de convexidad
La convexidad puede ser positiva o negativa, aunque para los bonos no suele haber convexidad negativa, que suele ser propia de otros activos más complejos. Para bonos normales, la convexidad es positiva o neutra/nula. Es positiva cuando la duración de un bono aumenta al disminuir su precio y es negativa cuando la duración aumenta junto a su precio. Esto es importante porque los bonos con convexidad positiva son menos sensibles a los cambios de los tipos y perjudican menos a los inversores.
En otras palabras, cuanto mayor es esta convexidad, menos subirá el precio del bono cuando las tasas bajen, como está ocurriendo en la actualidad. Al mismo tiempo, también aumentará menos el precio cuando las tasas suban. Es decir, hay menos volatilidad. Sin embargo, para un inversor puede ser interesante apostar por bonos con menor convexidad cuando las tasas bajen porque subirán más de precio.
En resumen, los inversores compran un bono con la intención de que su cotización se aprecie, pero también con el objetivo de obtener un rendimiento por el pago del cupón. Si el bono tiene una duración de 10 años y el cupón es del 4% , el inversor recibirá un 4% cada año sobre el total prestado y esto no cambia si el precio sube o baja.
La duración nos sirve para medir el impacto del cambio de tasas en el precio de bono y saber cuántos años tardará un inversor en recuperar su inversión. Por ejemplo, si el bono tiene una duración de diez años y las tasas caen, el inversor tardará menos de diez en recuperar su dinero porque el bono se revalorizará.
Para entender este concepto, de nuevo debemos tener presente la premisa de que los precios suben cuando las tasas bajan y viceversa. Así, si un inversor pagó 50.000 dólares por un bono a 5 años con un cupón del 4%, cada año recibirá 2.000 dólares por cupón. Recuperaría su dinero en el quinto año, en cualquier caso.
Suiza, una fórmula magistral
Pero, sin embargo, si las tasas bajan en el segundo año, ese bono podría pasar a costar en el mercado 50.000 dólares. Esto hace que, si el inversor lo vende en ese segundo año, recuperaría su dinero en ese momento, además de haber cobrado 4.000 dólares (2.000 dólares cada año por el pago del cupón). Mientras que, si las tasas suben, ese bono podría pasar a costar 46.000 dólares. Esto haría que el inversor tuviera que esperar más tiempo para recuperar su inversión.
Por su parte, la convexidad es el grado de sensibilidad que cada bono tiene a la fluctuación de las tasas de interés. Es una medida muy importante porque en función del grado, el inversor tendrá mayor o menor volatilidad y recuperará su dinero con mayor o menor rapidez. Si el plan del inversor es mantener el bono hasta el vencimiento, entonces estos conceptos son irrelevantes porque seguirá cobrando el pago del cupón independientemente de lo que pase en el mercado. La importancia de estos conceptos está en comprar y vender bonos sin mantenerlos hasta el vencimiento haciendo rebalanceos o trading de bonos.
Para el inversor minorista, estos datos son de difícil acceso, ya que generalmente es información que ofrece la plataforma Bloomberg para los profesionales de la inversión. Por tanto, tendría que fijarse en la evolución histórica de cada tipo de bono y compararla con su rendimiento frente a la evolución de las tasas/tipos de interés.