Demostrar poder, reducir la cantidad de tókenes para influir en su valor o controlar la inflación de una criptomoneda. Son algunos de los motivos para realizar una quema de tókenes, la manera de retirar monedas digitales de la circulación y manejar su precio.
Los técnicos expertos en controlar los incendios forestales llaman ‘fuegos técnicos’ a una estrategia para contener el avance de las llamas evitando que aparezcan otros focos: se van prendiendo con control áreas que, viendo la dirección del viento y el terreno, se prevé que quemará el fuego. Esas zonas quemadas a propósito se van mojando y así evitan que el incendio principal se extienda.
Si hablamos del ecosistema cripto, la quema de tókenes sería algo parecido: un proceso por el que se retiran criptomonedas de circulación y que es usado por las plataformas para controlar el valor de los tókenes restantes. ¿Por qué se opta por esta solución? ¿Qué les ocurre a los tókenes quemados? ¿Cómo afecta al mercado su quema?
La quema de tókenes (token burning) es un procedimiento por el cual se envían criptomonedas a una cartera a la que nadie tiene acceso, es decir, cuyas claves criptográficas han sido destruidas.
El token burning recibe el nombre de quema porque es el análogo de quemar dinero fiat físico (por cierto, ilegal en algunos países): en la práctica, ese dinero no volverá, está perdido dentro de un dispositivo virtual al que nadie puede entrar.
Motivos para la quema de tókenes
Existen varios motivos por los que quemar tókenes criptográficos. Uno son las votaciones que implican la demostración de cierto poder dentro de una plataforma. En estas, los votantes queman parte de sus tókenes para participar dentro de ese proceso ‘democrático’ (un token, un voto).
Pero el motivo principal de la quema de tókenes es influir en el valor del token mediante la reducción del número de tókenes en circulación. La quema de tókenes se lleva a cabo con el objetivo de reducir la cantidad de tókenes en circulación, lo que a su vez suele aumentar el valor de los tókenes restantes.
Además, la quema de tókenes puede ser utilizada para controlar la inflación de una criptomoneda o para recompensar a los titulares de tókenes existentes. Por ejemplo, si mañana el 50 % del oro del mundo desapareciese, el que queda valdría más.
También hay quemas involuntarias
Por las características de las criptomonedas, con frecuencia se dan quemas involuntarias de tókenes. Si un usuario pierde el acceso a un disco duro con criptomonedas, estas resultan irrecuperables. En la práctica, están quemadas y, por lo tanto, no se pueden utilizar. En 2021 se hizo público que un programador perdió el acceso a una cartera con 7002 BTC, unos 200 millones de euros en bitcoins de aquella época. Desde esta perspectiva, la custodia bancarizada de criptoactivos, como la que ofrece BBVA Suiza, supone un aporte de estabilidad clave.
Otros proyectos
En 2019, la tesorería de Tether (stablecoin o criptomoneda estable) quemó cerca de 74 millones de USDT, equivalentes a 74 millones de dólares estadounidenses, para estabilizar el precio en 1 USDT = 1 USD. Es una de las stablecoins referentes en el mercado.
A finales de 2022, Ripple había quemado más de 10,7 millones de monedas XRP desde su creación. Este proyecto de software libre estabiliza su moneda de forma artificial, partiendo de 100 millones de tókenes iniciales.
Un ejemplo aún más radical de quema de tókenes es Binance Coin (BNB), que quema cada trimestre el equivalente al 20 % de sus ganancias netas, proporcionando combustible para que suba el precio.
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